El Artista

A Osvaldo Reyes, se le consideraba un exponente del realismo social, que en algunas ocasiones se aproxima al surrealismo y al realismosimbólico. Forma parte de la generación del 40 y ha recibido una fuerte influencia de la pintura mexicana y francesa. Uno de los críticos más conocidos de Chile, el profesor Víctor Carvacho, lo definió como “un pintor original, a la chilena, académico, que como todos los artistas genuinos ha sabido escapar a esa academia”.
Nacido en Santiago en 1919, Reyes es hijo de un obrero ferroviario y una vendedora en pequeñas empresas. La temprana muerte de su padre lo llevó a trabajar desde los 10 años para ayudar a mantener a su madre y siete hermanos, sin dejar de estudiar. En la escuela primaria destacaba por su talento como dibujante, que después desarrolló en la Escuela
Normal y floreció en la Escuela de Bellas Artes. Después de pintar el mural “La Ronda”, inspirado en el poema homónimo de Gabriela Mistral, bajo la dirección del pintor Laureano Guevara, ganó una beca del gobierno de México y de la Universidad de Chile, que le permitió ir a ese país a estudiar con los grandes muralistas. “La ronda”, una obra de gran movimiento, colorido y luminosidad, donde las niñas bailan descalzas, se conserva hasta el presente en la “Ciudad del Niño” en Santiago. En México tuvo maestros eminentes:
David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Federico Cantú, Francisco de la
Maza, José Gutiérrez y Raúl Anguiano. Estudió en la Escuela de Pintura y Escultura de la Universidad Nacional Autónoma de México, creada por Diego Rivera, e invitado por la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral vivió un período en su residencia de Veracruz como su asistente. La poetisa chilena también influyó en su desarrollo artístico.
Al regresar a Chile, desarrolló la docencia y el muralismo. Dos premios chilenos de Arte, Anita Cortés y Laureano Guevara, fueron también decisivos en su formación, así como Armando Lira, Oscar Gacitúa, Armando Sánchez y Augusto Eguiluz. Hasta poco después del golpe militar de 1973, que derrocó el gobierno del Presidente Salvador Allende, fue director de la Escuela Experimental Artística en Chile. Despedido de su trabajo por los militares, debió partir por segunda vez en su vida a México, esta vez con cuatro de sus cinco hijos y su esposa y compañera de toda su vida, Carmen Espinoza. Allí se desempeñó durante 10 años en la Academia San Carlos de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1988 se trasladó a Canadá, país que ha adoptado como su segunda patria, al igual que su familia. Allí se dedicó con más intensidad a la labor artística, en su taller en Toronto, desarrollando el óleo y el dibujo a tinta china, fundamentalmente. Es expositor permanente en la Galería de Arte de Ontario y ha presentado sus obras en la Universidad de York, de Toronto. También ha expuesto en la Sala de Arte Moderno y en la
Escuela de Bachilleres de México durante su residencia en este país.
No ha perdido el contacto con su patria: donó un óleo suyo al Proyecto
Adrianne, mediante el cual la Biblioteca Nacional de Canadá y la
Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile han unido esfuerzos para rescatar y trasladar a Chile obras de artistas chilenos que se exiliaron en Canadá después del golpe del 11 de septiembre de 1973.
También participó en la muestra “Memoria y Esperanza de los Derechos
Humanos en Chile. A 30 años del golpe militar”, organizada por el
Museo de la Solidaridad Salvador Allende en Santiago Chile.
En los cuadros que expone en el Museo de Arte Contemporáneo destaca
la contradicción de la nostalgia por la patria lejana, que coexiste con la
sensibilidad del inmigrante que enfrenta nuevas realidades y oscila entre
el asombro, la euforia y la incertidumbre.

Con trazos fuertes, colores intensos, vigor luminoso y dibujos de gran
tamaño, que reflejan la escuela mexicana donde se formó, Reyes es un
pintor original, que a la vez sorprende y cautiva.
Esta exposición muestra los nuevos temas que lo seducen: la naturaleza,
que sale con vigor en cada obra; el dolor del desarraigo, que se expresa
en un Cristo reinterpretado como indígena latinoamericano; el crisol de
razas, pueblos, lenguas y colores con que se construye la diversidad del
país donde reside, Canadá.

Chile aparece en una frutera de greda de Pomaire, como la recuerda
Reyes desde Toronto, o en las bañistas de Valparaíso. A la distancia, a
veces, las cosas se ven con más nitidez que con la proximidad, porque
sobresalen las formas mayores.

También estará presente, en forma casi sensual, la naturaleza de Canadá,
indómita y exuberante, con bosques hasta más allá del horizonte, y la de
Chile y México, con las flores que Reyes trasplanta a Toronto.
México sobresale en su paleta de colores, que Reyes la trabaja en forma
meticulosa y metódica, buscando con las fusiones un arco iris propio,
singular, cuya manifestación más nítida es una serie de flores, varias de
las cuales estarán en la exposición en el Museo. Usa el color para dar la
luz y la sombra, lo que crea un aura especial en sus óleos.
En su obra hay en especial retratos, paisajes rurales y urbanos y
naturalezas muertas. La propuesta plástica actual de Reyes está centrada
en la necesidad de preservación de la naturaleza amenazada por el estilo
predador del desarrollo. La vegetación, del color de la esperanza, amable
y magnificente, es el pilar de su paradigma estético.
El gran pintor mexicano Raúl Anguiano fue elocuente para describir en
1987 la labor de Reyes: “He seguido de cerca la evolución de Osvaldo
Reyes y veo claramente que su estilo personal lo sitúa entre los maestros
latinoamericanos como Guayasamin, Amelia Pérez o Portinari, con un
toque de modernidad que lo emparenta con Léger y los expresionistas
alemanes. Claro que su larga estadía en México como pintor y profesor le
ha agregado los rasgos gráficos de los maestros mexicanos en su
pintura”.
Uno de los más importantes críticos de arte chileno, el profesor Víctor
Carvacho, escribió en 1993 que: “Osvaldo Reyes aborda los temas con
realismo social, sin la virulencia de los mexicanos. Es un pintor original, a
la chilena, académico, que como todos los artistas genuinos ha sabido
escapar a esa academia. En su obra reciente, muy interesante, la
vegetación y el follaje invaden todo el soporte, en una composición
inaudita, y Reyes se transforma en un poeta que hace el elogio de la
naturaleza.”.
La talentosa pintora chilena Carmen Cereceda, que fue asistente de
Diego Rivera y cuya obra ha sido elogiada en México, donde reside, y que
practicara la docencia en Canadá, sostiene que “Osvaldo Reyes tiene un
estilo dentro del expresionismo, de marcados rasgos simbólicos
latinoamericanos”. A su juicio, a Reyes se le produce “espiritualmente un
contraste entre la realidad y la fantasía en su proceso creativo, generando
lo que observamos en su obra: una síntesis entre estos dos polos”.

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